Y ahí estaba Minny, parada en mitad de un playa desierta como si de una planta que hubiera echado raíces se tratara. Mientras la luna empezaba a alzarse y el cielo se teñía de azul, Minny observó cómo Dylan se colaba en una de las carretillas en las que se transportaban las maletas, y demás objetos personales, de los pasajeros; entrando así en el barco sin ser visto. Una vez que el barco hubo partido, Minny se quedó un rato más en aquel lugar reflexionado sobre todo lo que le había pasado, y todo lo que le quedaba por pasar.
El sonido de las olas al romper contra la playa y el ruido de las gaviotas sobrevolando la ciudad en busca de algo que llevarse a la boca tenían un efecto hipnotizante en ella. Minny se sentía calmada, en paz, y por primera vez en varias semanas no sentía la preocupación constante de huir.
Y entonces fue cuando se dió cuenta, ¿cómo iba a volver a casa? Si había logrado acabar ahí había sido por casualidad, o destino ¿quién sabe? Pero la cuestión es que no tenía ni idea de cómo volver. Preocupada miró a su alrededor en busca de ayuda... Nada, no había ni un alma en aquel lugar.
_ De todos modos, ¿qué habría dicho si hubiera encontrado a alguien? _ pensó Minny en voz alta _ "Hola, ¿eres un muggle o un mago? Verás es que he aparecido aquí mágicamente mientras huía de los mortífagos y no sé cómo volver a casa."
No, no podía hacer eso. Así que se colocó frente al horizonte, cerró los ojos fuertemente y respiró hondo. Minny se concentró en crear una imagen clara de su casa en su mente y, inconscientemente, levantó un poco las manos, las cuales se habían vuelto a iluminar con el mismo tono celeste que antes. Y entonces, Minny volvió a sentir esa sensación de asfixia que había sentido al aparecerse con Dylan. Estaba funcionando... Minny esperó a que el mareo cesara, y cuando todo volvió en calma, abrió los ojos.