Dominique estaba aterrada, Minny decepcionada y Belén furiosa. Pero las tres compartían un mismo sentimiento: desesperanza. Al fin de al cabo, estaban atrapadas en la habitación con más mortífagos reunidos del país y además desarmadas (pues un mortífago de expresión brusca les había arrebatado las varitas), ¿qué esperanzas podían tener?
Las chicas estuvieron unos minutos en el suelo, sin hablar, levantar la vista o moverse, hasta que de una de las puertas de la sala apareció una mortífaga con la varita clavada en la espalda de un hombre. Ese hombre era, nada más y nada menos que Harry. Tenías las gafas torcidas, la cara demacrada y la ropa sucia. Saltaba a la vista que los mortífagos no le habían dado bien de comer. Iba cabizbajo, pero en cuanto vio a Minny estiró la cabeza y se enderezó. Movió los labios, con intención de decirle algo a su hija, pero en cuanto abrió la boca, la mortífaga que lo acompañaba le colocó la varita en el cuello, impidiéndole pronunciar palabra.
De un empujón, la bruja tiró a Harry al suelo, justo al lado de Minny, que hizo lo que pudo para evitar que su padre se hiciera daño al caer (lo cuál fue bastante difícil, teniendo en cuenta que Minny tenía las manos amordazadas en la espada, por culpa del hechizo de otro mortífago).
_ Qué encantadora reunión familiar _ dijo la mortífaga que había empujado a Harry.
Uno a uno, fue examinándoles de arriba a abajo, como si pudiera criticarlos con la mirada. Cuando reparó en Belén, se quedó quieta y ambas estuvieron mirándose con desprecio un largo rato.
_ Yo a ti te conozco... _ suspiró pensativa mientras Belén la fulminaba con la mirada _ ¡Ah! Sí... Ya me acuerdo de ti, ¿tú eres la hermana de aquel auror al que maté, verdad? Se llamaba... Zack, ¿no?
Belén estaba a punto de estallar, así que Minny intentó defender a su amiga.
_ ¿Por qué no te metes en tus asuntos?
Sorprendida, la mortífaga miró a Minny y después a Dylan.
_ ¿Ésta es la chica Potter verdad, hijo? _ Dylan asintió _ ¿Tu nombre?
_Minny.
_ Tienes agallas, joven, pero lo de guardar secretos se te da de pena.
_ ¿Cómo? _ gritó Minny furiosa _ ¿Cómo sabíais que era yo?
_ ¿Qué como lo sabíamos? _ dijo la mortífaga muy ofendida _ Porque nos hemos pasado años espiando a tu familia. Cada palabra, cada paso, cada movimiento estaba controlado por nosotros. Esperamos pacientemente el día en que la joven de la que hablaba la profecía apareciera y se reuniera con los idiotas de sus padres.
_ ¿Profecía? _ preguntó Dominique con voz temblorosa _ ¿Qué profecía?