Cuando la humareda se disipó, Minny, Dominique, Victoire, Teddy y Belén, ya habían desaparecido. Los Aurores dejaron que Ginny se marchara y acordaron con ella que no le dirían al ministerio lo de la pelea, si ella no le contaba a nadie que unos niños se les habían escapado.
Después de estar un rato corriendo (como si se les fuera la vida en ello) las chicas y Teddy se pararon. Cansados, preocupados y angustiados, se sentaron en un pequeño banco de madera, observando, ante sus ojos, la inmensa ciudad de Londres, por la cual ahora vagaban sin rumbo fijo ni plan en mente. Tras coger aire, Teddy sacó de su bolsillo una pequeña bola de cristal, idéntica a la que había utilizado Ginny y se la entregó a Minny.
_ Ten, es una bola mágica. Los magos la utilizan a modo de teléfono fijo. Con ella podrás hablar con tu madre y tus hermanos, siempre que ellos estén en casa claro.
Minny cogió la pequeña bola con admiración, y como si fuera un tesoro se la guardó en el bolsillo.
_ Gracias Teddy _ dijo ella _ ¿Creéis que mi padre portaba una cuando lo secuestraron?
_ Lo dudo _ respondió Victoire _ Los magos no suelen transportarlas _ Minny suspiró triste y Victoire intentó animarla _ Pero tranquila, lo salvaremos.
_ ¿Y se puede saber cómo haremos eso? _ dijo Dominique.
_ Podríamos empezar yendo a Ópidum _ sugirió Belén.
_ ¿Ópidum, qué es Ópidum? _ preguntó Minny, pero al parecer, nadie sabía responderla _ ¿Cómo es que vosotros tampoco lo sabéis? Sois magos, deberíais saberlo.
_ Es un lugar que pocos conocen _ empezó a decir Belén _ Es un pueblecito camuflado y protegido por magia, hasta el ministerio desconoce de su existencia. Es un lugar que los mortífagos han estado utilizando desde hace ya años para protegerse de los Aurores.
_ ¿Y por qué tú conoces ese lugar? _ preguntó Teddy. Belén miró a Minny y ella se dió cuenta de a qué se refería. Estaba hablando del lugar que ella y Belén habían visto cuando los mortífagos revelaron el pasado de Belén. Se refería a la sala en la que los mortífagos se encontraban reunidos, a la sala en el que el hermano de Belén murió salvándo la vida de su amiga.
_ Lo conozco porque un día seguí a un mortífago hasta allí.
_ ¿Y por qué no lo comunicaste al ministerio? _ preguntó Dominique.
_ Por qué sé cómo es ese lugar y no tengo buen recuerdo de él. Está muy protegido y es muy peligroso, si les hubiera dicho la ubicación del lugar, les estaría enviando a morir.
_ ¿Y ahora quieres que nosotros vayamos allí? _ preguntó Victoire.
_ ¿Acaso tenéis otro plan? _ Todos se miraron los unos a los otros _ No ¿verdad?, entonces nos vamos.