Los Aurores pasaron un buen rato intentando convencerles de que tenían ir con ellos, y Minny y los demás pasaron un buen rato intentando hacerles entrar en razón.
En parte, los Aurores no querían llevárselos, pero al mismo tiempo, sentían la obligación de obedecer las órdenes. Después de unos minutos, en los que la conversación pareció elevarse a discusión, Dominique tuvo una idea, y se la susurró a Minny y a Belén.
_ Cuando diga tres, salid corriendo _ dijo muy decidida _ Avisad también a Victoire y a Teddy.
_ ¿Y que hacemos contigo y con mamá? _ preguntó Minny.
_ No hemos hecho nada, no irán a por nosotras _ susurró Dominique.
Ginny, que estaba al tanto de la conversación, se acercó a ellas y dijo:
_ No dejaré que vayáis solas por ahí, huyendo de los magos más peligrosos del mundo.
_ ¿Los Aurores? _ dijo Belén.
_ No los mortífagos.
_ Mamá _ empezó a decir Minny _ estaremos bien; Belén es una Aurora y sabe defenderse bien, Victoire y Dominique son muy inteligentes, Teddy es un metamorfomago y tiene la capacidad de camuflarse, y yo... bueno soy yo.
El rostro de Ginny reflejaba la preocupación que sentía por dentro. Minny, al darse cuenta de que así no podría convencerla probó una estrategia diferente.
_ Además mamá, si nos quedamos aquí nos encontrarán y estaremos en peligro; y si vienes con nosotros, ¿quién cuidará de Albus, James y Lily?
Ginny abrió la boca de par en par, no sabía que decir, titubeó un poco y suspiró.
_ Al final has salido a tú padre _ dijo y besó la frente de Minny _ Cuando queráis.
Dominique provocó una cortina de humo y Minny y los demás aprovecharon la ocasión para escapar.